Memento Mori, sonreír a la muerte para disfrutar de la vida.

Ayer vimos la Introducción a la dicotomía del control, explicamos que este es uno de los conceptos más importantes del estoicismo. Pues bien, el concepto Memento Mori es otro de los pilares de esta filosofía. Su traducción es literalmente “recuerda que morirás”. Tiene su origen en la antigua Roma, lo recitó por primera vez un poeta llamado Horacio.

¿Cómo lo aplicaban los romanos?

Los emperadores y generales tras ganar una batalla importante eran aclamados por su pueblo triunfalmente. Es entonces cuando un esclavo con una corona de laurel sobre la cabeza se les acercaba y les susurraba “Memento Mori” (recuerda que morirás). Esto les servía para recordar que el poder es efímero y pasajero y que no son más que humanos mortales como todos los demás.

¿Cómo puedes aplicar esto a tu vida?

Está bien conocer la historia de Memento Mori y saber cómo lo aplicaban los romanos, pero de eso ha pasado mucho tiempo y han cambiado bastantes cosas, y claro está que ninguno de nosotros somos emperadores romanos, no obstante, este concepto te puede resultar muy útil y ayudarte a aprovechar mejor tu vida y vivir como se debe.

Estoy seguro de que si estuviésemos todos en un auditorio y pregunto cuántos le tienen miedo a la muerte, por lo menos un 80% levantaría la mano. Ahora bien, si pregunto el por qué, la mayoría respondería por la incertidumbre de qué pasará cuando muramos y si todo se acabará sin más. Pues hoy vengo a convencerte de por qué debes abrazar a la muerte, tenerla presente en tu día y no temerla.

La muerte es algo totalmente natural, tan natural como vivir y más natural que comer o beber por ejemplo. Lo único que está claro en esta vida es que naceremos, viviremos (algunos más, algunos menos) y moriremos tarde o temprano. No está asegurado un plato de comida, o un vaso de agua, caminar mañana o reír en el presente. Pero sí lo está la muerte. Es algo tan natural y que no se puede hacer nada por evitarlo (en su finalidad; no puedes evitar morir pero quizá sí retrasar tu muerte cuidándote y demás) que no debemos preocuparnos por ella. Gastamos energía innecesaria lamentándonos porque sucederá algo que es 100% seguro que suceda. Si tuvieses que invertir toda tu fortuna en un negocio que sabes que fracasará de forma garantizada, estoy seguro de que no gastarías ni un céntimo en ese fracaso asegurado. Pues bien, el dinero en esto representa tu energía y la empresa que fracasa significa la energía que perderás en preocuparte por la muerte. Aplicando también el principio que vimos ayer de la dicotomía del control, nosotros no controlamos que tarde o temprano vayamos a morir, por lo que debemos aceptarlo con serenidad.

¿Por qué deberías aplicar Memento Mori en tu vida?

Aceptar que vamos a morir nos puede ayudar a vivir más tranquilos en cuanto a que no nos preocupamos por algo que tanto nos angustia como la muerte. Pero sus beneficios van mucho más allá de eso. El hecho de que hoy pueda estar escribiendo esto a todos vosotros sin la necesidad de mirarnos a la cara se ha dado por tener la muerte presente. Saber que vamos a morir nos impulsa a querer ser recordados. Por ello, tantas personas se han comido la cabeza para crear tantos inventos y que las generaciones futuras les recordasen. Yo hoy escribo en un ordenador porque Charles Babbage dedicó su tiempo a crear las computadoras, motivado seguramente por la brevedad de su tiempo, que le lleva a actuar para hacer algo de provecho para la sociedad y así dejar su huella en el mundo.

Memento Mori será tu motivación para hacer cosas grandes. Y es que nadie se esforzaría por crear una empresa si tiene asegurado que vivirá por siglos y siglos. Nadie se preocuparía por perder una relación social si sabe que va a tener miles y millones de años para retomarla. La muerte nos incentiva a sacar el máximo provecho a la vida. Te pongo un ejemplo rápido. Imagina que visitas un sitio super especial y único como puede ser la Isla de Pascua. Como sabes que eres mortal, tratarás de aprovechar al máximo tu tiempo en la isla y focalizarás tu energía en visitar y conocer la isla, ya que no sabes si volverás y es una experiencia difícil de repetir muchas veces, es “exclusiva”. Si supieses que vas a vivir infinitamente, no te preocuparías por valorar tu visita ya que sabes que si tú lo deseas podrías volver cuando quieras.

Por otra parte, recordar que nuestros seres queridos y las cosas que poseemos no son eternas, nos ayudará a valorar cada segundo que pasamos con ellos. ¿Cuántos de vosotros cuando habláis con algún familiar estáis pendientes de otra cosa como del móvil o la tele y no les escucháis activamente? Estoy seguro que muchos. Eso es porque no tenéis presente que vuestras conversaciones con los seres queridos son limitadas. Hoy hablas con una persona y mañana puede que no la vuelvas a ver nunca más. Tener presente esto te ayudará a estar presente en tu día a día y disfrutar verdaderamente de todas las cosas de la vida.

Ejercicio práctico

Hoy dedica un tiempo a visualizar que nada es eterno y entra en razón de la brevedad de las cosas. No para deprimirte, sino para darte cuenta de que debes valorar cada segundo que pasas en esta vida. Si escribes tu reflexión, se te quedará mucho mejor pero eso ya es una opción para ti, no es obligatorio. No te deprimas por que todo se vaya a ir tarde o temprano, en cambio, agradece que puedes ser participe de todo ello y que todavía lo sigues teniendo.

Consejo Práctico

Cuando vayas a tener una conversación con algún familiar o cualquier persona, deja todo lo que estás haciendo. Pon tu atención plena en esa persona y no dejes que tu mente divague en las distracciones.

Puedes aplicar esto también a cuando estés comiendo, trabajando o realizando cualquier actividad. Recuerda que eso que estás haciendo es un privilegio y valóralo como se merece.

¿Qué decían los estoicos acerca de Memento Mori?

Séneca en sus Cartas a Lucilio dice: «No pienses en la muerte como algo futuro, porque todo el tiempo pasado ya se ha muerto también».

Marco Aurelio por su parte nos sorprende con la frase: «Aquel que teme la muerte ya está muerto de por sí*».***

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